Luang Prabang y el reino del millón de elefantes

Nota: Este post debió haber sido publicado el 15 de Septiembre.

Saliamos de Hanoi (Vietnam) la misma tarde que regresabamos de Sa Pa. Era un autobus de 24 horas con dirección a Luang Prabang, Laos. Ya empezamos, no con mal pie, pero un poco tembleque sí. Nos llevaron a una estación bastante destartalada pero nisiquiera era ahí desde donde cogeríamos el bus, tuvimos que caminar hasta una carretera, nosotros y un par de chicos más, que volveran a aparecer en nuestro camino a lo largo de Laos, y ahí esperamos a que llegara un bus, muy informal, así que ya nos esperabamos que el bus no sea el que habían dicho y cualquier otro intento de timo, en fin. Llegó el bus con tantos colores y luces como pudo. Al subir... Oh sorpresa! No nos habían timado, de hecho, se veía un poco mejor que la foto que nos enseñaron, así que a pillar sitio y enrrumbarnos a Laos.

Paramos en un sitio para comer que daba bastante pena, tan sucio que nos quitó las ganas de comer, así que compramos algunas galletitas para el camino. Sobre las 6 de la mañana llegamos a la frontera, donde no tuvimos ningun problema para pedir la visa y cruzar a Laos, excepto que para los de Nueva Zelanda la visa costaba 30$ y para los europeos 35$. En fin, paramos en otro pueblito a desayunar y luego continuar con el viaje, que al parecer íbamos muy bien con el timing. Hasta que llegamos a una montaña donde habían varios coches y camiones aparcados a un lado de la carretera.

Ha habido un derrumbe y no se puede pasar! — nos dijeron.

Vaya boquete!!!

Así estuvimos unas horas hasta que nos dieron 2 opciones los tios con los que viajabamos, ir a pie con las mochilas unos 15 minutos, embarrarnos hasta las rodillas y pillar otro bus al otro lado por 10$ o hacer noche en el bus/karaoke. En serio!!! Pasaaaamos, preferimos el karaoke, al final los otros tambien lo pensaron bien y se quedaron en el bus. A media madrugada nos fuimos moviendo de a pocos, hasta las 9 de la mañana del día siguiente que pudimos pasar y poder bajar sin más coches, hasta el siguiente derrumbe, en serio!!! Nooooooo!!! En este había 3 grúas trabajando y una descansando, se había "tumbado" un ratito para echar la siesta. Al menos una hora después pudimos pasar y luego de 3 horas llegamos a Luang Prabang, con un sol ardiente, cansancio en todo el cuerpo y con ganas de no coger nunca otro bus. Al final, "solamente" hicimos 42 horas de las 24 que eran del viaje...

Si se ha tirao!!!

Buscando hotel, nos encontramos con un andaluz que nos daría algunos tips en la ciudad, como el password del wifi del bar de al lado del hostal, perfecto! Creo que gracias a ello se nos subió un poco el ánimo y le dimos una nueva oportunidad a la ciudad. Así que los días siguientes los dedicamos a relajarnos, tanto, que nos quedamos una semana entera en Luang Prabang, nos encantó, aunque es una de las ciudades más caras de Laos.

Luang Prabang

Pero por supuesto teníamos que hacer una excursión con elefantes, cómo no, en el reino del millón elefantes, aunque debido a la explotación, abandono, entre otros motivos, el número de elefantes se ha reducido a una cifra alarmante. Así que el penúltimo día fuímos al Elephant Village, un refugio para elefantes, el único con hospital para ellos, donde compran elefantes que antes eran utilizados para hacer trabajos pesados en las montañas, los rehabilitan y posteriormente los dejan al otro lado del río donde pueden estar libres, al menos cuando nos vamos los turistas, aunque dicen que les encantan las visitas, y la verdad que nosotros no suponemos nada de esfuerzo para ellos y nuestro dinero sirve para que otros elefantes tengan las mismas oportunidades.

Para los que quieran formar parte, pueden contribuir o incluso comprar un elefante para que los rehabiliten y ayuden a esta muy buena causa, elephant village

Agradeciendo el baño

Al llegar nos enseñaron cómo subir a un elefante. "Sung!", y elefante doblaba su pata para que pudieras apoyarte en ella y subir, después te acomodabas... "Pie!" para ir adelante, "Sai!" izquierda, con patadita a la derecha, y "Kha!" derecha, con patadita a la izquierda, vaya lio!!! Y muy importante "Khwab Sai lye lye" (muchas gracias) acariciandole la trompa. Lo que nos sorprendió era la piel tan dura que tienen y en especial los pelos, que parecen barba de adolescente, pelos duros y separados.

De vuelta del paseo

Misión cumplida!!!

Después fuimos al otro lado del río, donde montamos un elefante con Howdah (silla) y nos fuimos de paseo por la selva. Ibamos turnandonos durante el camino y a veces haciendo carreras con los otros, en fin, increíble.

Sobre el Howdah

Pero aún nos quedaba una interacción más, el baño. Nos subimos cada uno a nuestros elefantes y al río. Les encantaba el agua, era impresionante ver como esos enormes animales jugaban con el agua y sus trompas o, al mio, especialmente, le encantaba sumergirse casi por completo, o metiendome a mi con él, casi de cuerpo entero, al río. Otra experiencia distinta pero muy divertida y entretenida.

El grupo

Ya para finalizar, nos fuimos a las cascadas Tad Sae, que estaban cerca, donde pudimos relajarnos del estresante día :p

Cascadas

Con una nueva experiencia en los hombros, nos movíamos un poco más al sur, hacia Vang Vieng, pero eso en otra ocasión.

Italo
Barcelona, España
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