Lombok, y la Gili... Air
Llegamos a la isla de Lombok desde PadangBai, el puerto de Bali desde donde sale el ferry. Después de un par de largos recorridos en "bemo" (bus pequeño, combi para peruanos) llegamos a nuestro primer destino del cual solo diremos que nos fuímos como vinimos. Amperan es un pequeño pueblito de Mataram. Sin saber muy bien dónde llegabamos, seguimos el instinto de nuestra cartera y ahí llegamos, en medio de la nada, pero llamémosle por lo menos pintoresco. Así que al día siguiente ya cogíamos nuestras mochilas y partíamos en otro "bemo" hacia Senggigi, una ciudad un poco más al norte de la isla y de la que se dice que se dirije todo mundo, aunque la cala que escogimos no os trajo mucha suerte... Hay que decir que la playa es muy bonita, la misma temática del sudeste asiático, arenas blancas, agua en degrade desde un turqueza transparente a un azul intenso del fondo. El problema recidía en la suciedad tanto del agua (que tampoco era demasiada) como la playa. Además le sumamos a que la playa (dícese del espacio de arena para tumbarse) era pequeño y la mayoría de espacio estaba tomado por los resorts y hoteles que se adueñan del mayor espacio posible. Otro de los problemas con estos hoteles es que no dejan espacio entre ellos para acceder a las playas. Es decir, o te hospedas en ellos o das una vuelta considerable alrededor de ellos para acceder por un callejón o una entrada bastante sucia. Por qué decidimos quedarnos solamente un día... Creo que ya está expuesta la razón... jiji
Buscábamos un sitio donde nos sintiéramos cómodos y donde no tuviéramos que mover mochilas por un buen tiempo, ya que llevábamos unas semanas sin poder descansar de ellas. Así que hablando con un tío del restaurante donde comíamos, nos dijo que de las tres famosas islas de Lombok, las Gili's, nos recomendaba Gili Air, con un ambiente mas sosegado donde podríamos descansar sin el bullicio de las fiestas y cantidad de gente que ofrecen Gili Meno y Gili Trawangan, especialmente esta última. Decidimos seguir su consejo ya que se aproximaba a lo que andabamos buscando y cerramos el trato. La mañana siguiente, después de una rato en "bemo" llegamos al puerto desde donde cogeríamos el bote que nos llevaría a la isla. En el trayecto conocímos a dos españolas más, Helena y Andrea, que venían a trabajar por una temporada para una ONG en Java, pero que se tomaban su último día para conocer el resto de Indonesia y la Gili Air. Como decimos, siempre viene bien hablar en español por un momento y mejor aún si es a gusto 😊
Al llegar a la isla te vas dando cuenta de lo que es, la primera isla que consideramos como tal, sin casas o construcciones grandes, sin calles asfaltadas, simplemente casitas pequeñas, y eso sí, restaurantes y bares a mil, como también varios centros de buceo, pero todos manteniendo una unidad en la construcción que te deja apreciar la belleza de la isla. Ya para empezar, no hay coches ni motos, de hecho, después lo pensamos y tampoco hay perros. Se movilizan a pie, bote, bici y carritos tirados por caballos, muy lejos de ser carruajes y aprovechándose del cambio de moneda del visitante.
Por suerte las chicas iban como nosotros de dinero, y tampoco era tan grande la isla, así que una caminata siempre es buena. A medio camino nos detuvo un tío que nos ofrecía una habitación que no nos pareció muy cara, hasta que dijo que incluía el desayuno, ahí nos pareció perfecta. Bungalow grande, con terracita, hamaca y el desayuno servido a domicilio, con el mar a 30 metros, por fin empezabamos bien. Dejamos mochilas y nos fuímos a recorrer un poco la isla, a la que le das una vuelta completa en 1 hora a paso relax. El mar era el mismo que describí al inicio del post, pero otra cosa es verlo con ojos distintos. Nos quedamos en un restaurante hacia el norte de la isla y después de comer me puse las gafas y el snorkel y pa'l agua. Había muchos corales muertos al inicio por lo que la caminata era un poco dolorosa, despues llegabas a un trozo de césped marino, aún con el agua por los tobillos, y cuando llegaba a mitad de los gemelos ya podías sumergirte... jeje Un par de brazadas después llegabas a un espectáculo increíble de peces y vastos jardines de coral. Tuve que salir para que Ana pudiera verlo también (solo cargamos con un snorkel), y cuando salió del agua, solamente alcanzó a decir: wow!
Asi que decidimos, por supuesto, comprar un juego de snorkel más, para poder entrar juntos. Tuvimos que esperar a la isla que menos tenía para comprarlo o si los había, eran caros. Al final encontramos unos en una escuela de buceo que no estaban caros y parecían buenos. Por la marca podemos decir que lo eran, pero la manera como venía empaquetado perjudicó su valía. No paraba de llenarse de agua. Al día siguiente a cambiarlos, y así sucesivamente, hasta que cambiamos un total de 4 snorkels y al final nos devolvieron el dinero, seis días después. Sin quererlo, nos salió una buena jugada ahorrándonos la pasta del alquiler del equipo.
Así pasaron los ocho días que estuvimos en este paraíso. Levantándonos tarde, tomando nuestro rico desayuno, haciendo snorkel, tomando el sol o buscando conchitas para nuestra futura pecera, aunque por lo que llevamos, creo que tendremos que alquilar el acuario de Barcelona, en fin... Nos fuímos simplemente porque teníamos comprados los billetes a Filipinas y nuestro visado expiraba, de lo contrario nos hubiesemos quedado en Gili Air quién sabe por cuánto tiempo más. Hemos de decir que ha sido la primera vez que nos ha pasado, sin desmerecer a todos los demás sitios que nos parecen increíbles, pero este se ha quedado con nuestro corazoncito... oooh!!!
Y lastimosamente, así termina nuestro paso por Indonesia, a lo que cerramos diciendo que verdaderamente es un paraíso, para lo que quieras hacer, ya sea ir de fiesta, hacer surf, relajarte, conocer una cultura increíble, visitar a nuestros primos más cercanos que muchas veces parecen más personas que las personas mismas, los orangutanes. Eso sí, hay que decir que hay de todo, no todo brilla es oro, incluso la galardonada Bali. Pero hay que ser paciente, tener mucho cuidado y siempre llevar una sonrisa, y no cerrarse de conocer más cosas de las turísticas, que las cosas al final siempre salen bien.